Hace unos días, surgió una conversación con un
amigo, creyente donde los haya, mas de una forma muy peculiar, por lo que
disfruto mucho hablando sobre religión con él. La divinidad, ese concepto tan
utilizado a lo largo del tiempo para dar una concepción extraordinaria a un ser
o ente, incluso evento, a una figura patriarcal. Este fue el centro de nuestro
debate. No voy a mentir, no creo en Dios, y mucho menos en la Iglesia, en
especial en su más alto nivel, donde la corrupción y el fuerte olor a añejo
inundan los corredores del Vaticano, o así lo creo y lo veo yo, si no es todo
una manipulación por parte de los medios para que uno lo crea así, en estos
tiempos… quien sabe. Soy una persona necesitada de pruebas, de verdades físicas
que puedan medirse, estudiarse y probarse. Si algo solo puede ser demostrado
mediante la fe (que es sinónimo de suposición extrema) no puedo creerlo, mi
reducido cerebro no es capaz de asimilarlo como información útil. El caso es
que, tras ver diversos estudios acerca del espacio e informarme un poco sobre
los últimos avances en relación con el cosmos, caí en la cuenta de que la
figura de Dios no es necesaria para que todo exista y se rija como nosotros lo
entendemos. ¿Por qué? Muy sencillo. Desde el principio de los tiempos, el
hombre ha querido explicar todo, pero como este era incapaz de darle sentido a
lo que ocurría a su alrededor, le otorgaba un carácter divino. Lluvia,
tormentas, terremotos, epidemias… todo era causado por un dios diferente. Poco
a poco, la ciencia ha ido avanzando, y con ella, se han dado respuestas a las
preguntas que antaño eran fruto de la gracia de unos dioses burlescos,
vengativos, iracundos o bondadosos. Las poderosas mareas de Neptuno, causadas
por la gravedad Solar y Lunar; el movimiento de un gigantesco bagre (pez gato)
causaba los terremotos según la antigua cultura japonesa, hoy sabemos que es
debido al rozamiento de las placas tectónicas… y podría seguir hasta aburrirme.
La ciencia desbanca a la religión, y estas no
pueden vivir en paz, son enemigas mortales. La iglesia, en la edad media, llego
a prohibir las leyes de la naturaleza, en un burdo intento por desmentir a la
ciencia. Aunque la siguiente solución fue más sencilla, atribuir estas leyes a
Dios, ¡y voila!, toda lo que la ciencia investigara y probara sería algo que
está ahí debido a la gracia de Dios… ¿o tal vez no? Hablemos de un concepto
básico, de la piedra angular de todos nosotros, de nuestra sociedad, nuestro
momento, nuestra época, tierra, creencia, hábitat e incluso de nuestro
universo. Hablemos del tiempo. Nada, ni siquiera una figura divina, puede
escapar al paso del tiempo, ya que si este, no existe un “momento” por lo cual
nada puede suceder. Es algo que todos aprendemos de pequeños, como una idea
instaurada en nosotros, al más puro gusto de Descartes, una idea innata. La
ciencia ha descubierto que tiempo y espacio son la misma propiedad, por tanto,
sin tiempo no hay espacio donde se desarrollen acontecimientos, ¿algo bastante
sencillo no? Siguiendo esta referencia, hablaremos de la máxima creación de
Dios, la majestuosidad en todo su esplendor, el culmen de su obra, el Universo.
Está en la calle que el universo fue creado a raíz del Big Bang, es una de las
teorías más respaldadas y que más rigor científico posee. Los creyentes, de
todas las religiones, sostienen que este fue producido por Dios, ya que en su
infinito poder permitió que este suceso ocurriera, creando así el espacio… pero
no solo creo el espacio, como dije antes, el espacio es un concepto ligado al
tiempo, por lo cual, de haber sido Dios la figura creadora de este evento, este
creo el espacio-tiempo. Aquí se encuentra el motivo por el cual el debate se
caldeo, y por primera vez dejo a mi rival sin una argumentación clara. Anterior
al Big Bang, no existía el tiempo, es decir, no existía NADA. En un lugar
atemporal, nada puede fluir, ni siquiera un ser todopoderoso como Dios, por
algo muy sencillo, para hacer cualquier cosa hace falta que ocurra en un
momento determinado, y para que este momento surja debe pasar un período de
tiempo. Sin tiempo, nada puede ocurrir. Con este razonamiento, queda descartada
la idea de que una figura divina creara el universo con un chasquido de dedos,
simplemente porque no podía ocurrir nada.
Una vez descartada la necesidad de una figura
divina en la creación del universo, habría que hacerse la pregunta: ¿Entonces,
si tú mismo niegas que nada pueda ocurrir sin espacio-tiempo, como puedes
demostrar el suceso del Big Bang? Esto es algo que me ayudará a explicar la
mecánica cuántica, y es que, a nivel cuántico, se ha demostrado que si es
posible la generación de sucesos de manera espontánea, es decir, la aparición y
desaparición aleatoria de una molécula. Al inicio, toda la energía del universo
se encontraba contenida en un tamaño infinitamente pequeño, y con una densidad
infinitamente grande, lo que es llamado una singularidad
espaciotemporal de densidad infinita matemáticamente
paradójica. En ese reducido tamaño, a nivel subatómico, se produjo una reacción
espontánea que originó el universo. Este suceso trascurrió solo con energías, y
de estas surgieron el espacio-tiempo, una explosión inimaginable para nosotros,
de la cual aún quedan vestidos de su fuerza por el universo, en forma de ondas.
Tras dar los datos específicos de esto a mi colega, él mismo me afirmó que,
según estos patrones, no es necesaria la figura de Dios para entender el
universo, desde su creación hasta el suceso más sencillo acaecido en la Tierra.
Pero esto no era sinónimo de que no existiera, y aquí es donde entramos en la
parte más espiritual de la discusión.
“Dios es un conjunto de
sentimientos de todos nosotros, algo que sigue con nosotros tras morir” Con
esta guisa, entramos en la forma de entender a Dios para una persona que, aun
de creencia católica, rechaza a la Iglesia, pero no a la religión. Al lanzarme
esta suposición, yo extraje lo siguiente: Dios no podría existir anteriormente
al hombre, ya que no existirían ningún sentimiento o afinidad hacia su figura.
Dios es una concepción humana. Yo le pregunte que si su Dios, el Dios
cristiano, era el que reunía todos esos sentimientos, y a los que daba forma en
un lugar angelical. Pero no, para el, Dios es la suma de todas las creencias
divinas de todos los tiempos, ya que este se manifiesta de distintas maneras
según las culturas y sus formas de entenderlo. Así habrá más dioses para los
vikingos que para los musulmanes, pero no deja de ser el mismo ente, dividido
según la necesidad y creencias de cada pueblo. ¿Es coherente la idea de una
figura total, un Dios total, que se muestra a cada cultura de la manera que
esta ha escrito sobre Él? Esta forma de entender la religión, para mí, es mucho
más válida que cualquier otra de las que he escuchado antes por parte de
personas más afines a determinada religión, que afirman que su Dios es el
verdadero, y el resto son falacias e invenciones de sus profetas. Algo, si me
permitís, irónico. Añadió también que, aun de que Dios fuera falso, que todo
fuera una invención, un cuento antiguo muy bien elaborado, ha ayudado a que el
bien se propague por el mundo, y muchas personas ayuden a otros que lo
necesitaban. ¿Esto es un argumento válido? Pensemos durante un momento la
cantidad de genocidios que la Iglesia, en nombre de Dios, ha llevado a cabo. Ya
no la Iglesia, sino que utilizando el concepto de Dios total, todas las
religiones. ¿Cuántas muertes son debidas a las religiones? ¿Cuántas guerras? Si
bien es cierto que hay ONGs y sociedades sin ánimo de lucro que se ofrecen a
auxiliar en nombre de su Dios, el número de aberraciones históricas supera en
mayoría a estos grupos. Los ejemplos más fáciles de nombrar están en el
recuerdo histórico de todos: La inquisición, la conquista de América y mucho
más reciente, los problemas relacionados con el Islam, que son variados y no
menos escalofriantes. ¿Cómo se hubiera desarrollado un mundo donde la religión
no hubiese existido? Nunca lo sabremos, los defensores de la religión diran que
incluso peor, ya que en estas hay buenas personas, pero esto me replantea una
nueva pregunta… ¿Si, casualmente, se descubría científicamente que Dios no
existe, y consecuentemente, tampoco la vida eterna, dicha gente que hace el
bien por seguir la senda de Dios continuarían siendo personas de provecho, o
tornarían viles y malvados? Un ateo puede ser bueno o malo, al igual que un
creyente, pero el primero no lo hace orden divino, el segundo, no lo sé. ¿No
veis el fallo aquí? Una persona creyente podría ver desmoronada su vida y su
razón de vida, y volverse un homicida de la noche a la mañana. La persona que
no creía en Dios seguirá siendo buena o mala, totalmente igual que antes, ya
que no afectaba para nada la idea de Dios en sus actos.
A modo de pincelada final, considero
que la idea de Dios es algo antiguo, más asociado a sociedades tribales y
desinformadas, pero no por ello ridiculizo a una persona que se muestra
partidaria de la religión. Toda persona debe ser respetada independientemente
de su manera de ver y afrontar la vida, ya sea mediante la ayuda de un dios
independiente, varios dioses, un Dios total que se representa de diversas
formas o, simplemente, viviendo la vida que tenemos, que quizá sea la única.
Un saludo a todos mis lectores,
y sobretodo en este post, DESEO vuestras respuestas a todos los interrogantes
que planteé, para así crear un entorno de debate prospero donde reine la
diversidad de opiniones y el respeto, como no. Feliz año a todos y a todas,
creáis en lo que creáis y viváis como viváis.
A mí me surge una pregunta que creo que es más inquietante aún: ¿Qué pasaría si la ciencia demostrase de algún modo inimaginable que Dios SÍ existe, y que su naturaleza responde a las bases de una religión en concreto? ¿Cómo reaccionarían los ateos, agnósticos, los creyentes del resto de religiones, etc.? Probablemente la humanidad se convertiría en poco menos que un colectivo de esclavos de los líderes espirituales de esa religión. Es una posibilidad que aterra la mires por donde la mires. De todas formas cualquiera de las dos opciones es impensable.
ResponderEliminarEse supuesto es muy difícil, porque cualquiera de las religiones atacaría a la religión "premiada" desmintiendo esa teoría científica y continuando con sus creencias. Yo, como ateo, me mostraría encantado a creer, ya que considero que, si Dios existe, y como ser extremadamente bondadoso que es, debería permitirme creer en el si la necesidad de interferir en un modo eclesiástico u otro, siendo así una creencia realmente propia y personal.
ResponderEliminarEs un gran tema para debate señor Efejota.