miércoles, 27 de junio de 2012

Soldado.


Han pasado 13 años desde que conocí a aquel chico, ahora proyecto de hombre. Al igual que hoy, su ansia por la capa y la espada eran desconocidas en nuestra generación... era y es un guerrero, nacido en una época errónea. Su pasión era la lucha, la espada, el escudo… hoplita de nuestro siglo, enamorado del noble arte de la guerra desde que tomó conciencia de sí mismo. Pero no confundan la guerra con la atrocidad, el es un guerrero, pero estratega, no carnicero.


Nuestros comienzos, aunque parezcan increíbles, fueron muy dispares. Obligados a compartir bando, distábamos mucho el uno del otro, mas no hubo enfrentamiento. Poco a poco, olvidando los prejuicios que nos habían instaurado sobre el otro, fuimos forjando una amistad que prevalece en nuestros días. Atrás quedaron esos días de inocencia, de niñez… cuando veíamos una tarde de diversión en un simple batido de chocolate y un fregadero… ¿o que decir de esas infinitas sesiones de comer galletas hasta reventar mientras atacábamos la estrella de la muerte? Grandes momentos, imborrables en el río del tiempo.

Pasaron los años, y nuevos amigos llegaban… otros se marcharon. El mundo virtual abría nuevas puertas a la comunicación, al entretenimiento… pero nosotros nos contentábamos con un par de espadas de plástico. Los primeros amores… los primeros dolores. Todo soldado sufre en la pérdida, pero un buen camarada sabe animar el espíritu de un hombre abatido. Buenas cenas delante de un televisor, viendo innumerables películas… aunque, al final, la noche siempre acababa con balas y morteros acechando tras la pantalla. Me es imposible escribir esto sin esbozar una sonrisa…malditos alemanes, que mal nos lo hicieron pasar en Normandía en dificultad veterano, ¿recuerdas? Todo por no querer hacer las cosas bien e ir en plan comando…

Los cambios se produjeron muy rápido… ¿nos imaginabas así hace tan solo 2 meses? Abandonamos las trincheras en busca de la gloria… pues en ella solo veíamos muerte, tristeza y soledad. Con valentía avanzamos, por caminos diferentes pero siempre apoyándonos el uno en el otro. Tú, espartano por necesidad, hiciste de las balas, flechas; de los fusiles, lanzas; y de los tanques, escudos. Yo, proseguí mi camino en concordancia con la más avanzada tecnología, y aunque es sabido que mis máquinas fallaron, consiguieron acertar al reajustar sus parámetros…

Dicen los ancianos que los espartanos descendéis del mismísimo Hércules. Yo soy testigo de tus valerosos actos... y afirmo que tu rugido es incesante y fuerte. Un buen guerrero es recordado, no por sus honores en combate, sino por sus actos en tiempos de paz. Me enorgullece decir, con la mayor satisfacción que he podido sentir al escribir un texto, que no puedo agradecer correctamente el honor que ha sido para mí compartir campo de batalla con semejante hoplita, con tan leal escudero, con un maestro tan sobresaliente. Y es que el amor está muy bien a su modo, pero la amistad es una cosa mucho más alta. Realmente no hay en el mundo nada más noble y raro que una amistad verdadera.

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