domingo, 17 de junio de 2012

Arde infierno.




Ira, fuego, llanto, rugidos, dolor. Torturados, masacrados, mutilados, arrancando las palabras de la hoja cual entrañas en el cuerpo de un adolescente tipo. Sangre, vísceras… alimento para mis vástagos, que esperan mientras que los pisoteo y les escupo los restos de aquel hombre mal digerido. ¿Osáis siquiera moveros, débiles sacos de vida? ¡YO SOY ATLAS, escorias! ¡YO decido sobre la vida y la muerte! Solo YO puedo decidir que ser merece vivir y cuál debe ser exterminado, como un maldito espectro de su pasado. Sois el suelo que piso... no sois más que basura, mortales estúpidos, con vuestros sentimientos débiles y frágiles, asumid que solo sois el juguete de un ser mayor. Eres mi puta, humanidad. Me divierto segando la cabeza de tu hijo, arrancando los ojos a tu hija y comiéndome a tu mujer, desde adentro hacia afuera, solo por el placer que me produce verte sufrir, inhumana humanidad.

¿Amor? ¿Amistad? ¿Solidaridad? Son las palabras que utilizo para limpiar los sesos desparramados  por los cuerpos inertes de los hijos de los hombres. Amo vomitar solo para llenaros las nucas, malditos esclavos, de los dientes y huesos indigestos que se encuentran en uno de mis estómagos. ¿Por qué paráis de de sentir? ¿Por qué ya no deseáis seguir viviendo? Perros sin futuro, llorad, llorad y maldecid, pues vuestras palabras son menos dañinas que el filo de mi hacha, aun achatada por el roce con tantas tráqueas. En el fondo os entiendo, mascotas mías, debe de ser duro pensar que ni el mayor río de lágrimas podrá limpiar la sangre que llueve desde mi basto reino, procedente de vuestros familiares, de vuestros amigos, de vuestros animales más queridos… Tú, el que agoniza en la esquina solo por una simple amputación de pierna, la sangre que bebes es la vertida por tu hermano meses atrás. ¿La notabas familiar?

                                    

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