domingo, 13 de enero de 2013

Ciencia, religión y Dios total.


Hace unos días, surgió una conversación con un amigo, creyente donde los haya, mas de una forma muy peculiar, por lo que disfruto mucho hablando sobre religión con él. La divinidad, ese concepto tan utilizado a lo largo del tiempo para dar una concepción extraordinaria a un ser o ente, incluso evento, a una figura patriarcal. Este fue el centro de nuestro debate. No voy a mentir, no creo en Dios, y mucho menos en la Iglesia, en especial en su más alto nivel, donde la corrupción y el fuerte olor a añejo inundan los corredores del Vaticano, o así lo creo y lo veo yo, si no es todo una manipulación por parte de los medios para que uno lo crea así, en estos tiempos… quien sabe. Soy una persona necesitada de pruebas, de verdades físicas que puedan medirse, estudiarse y probarse. Si algo solo puede ser demostrado mediante la fe (que es sinónimo de suposición extrema) no puedo creerlo, mi reducido cerebro no es capaz de asimilarlo como información útil. El caso es que, tras ver diversos estudios acerca del espacio e informarme un poco sobre los últimos avances en relación con el cosmos, caí en la cuenta de que la figura de Dios no es necesaria para que todo exista y se rija como nosotros lo entendemos. ¿Por qué? Muy sencillo. Desde el principio de los tiempos, el hombre ha querido explicar todo, pero como este era incapaz de darle sentido a lo que ocurría a su alrededor, le otorgaba un carácter divino. Lluvia, tormentas, terremotos, epidemias… todo era causado por un dios diferente. Poco a poco, la ciencia ha ido avanzando, y con ella, se han dado respuestas a las preguntas que antaño eran fruto de la gracia de unos dioses burlescos, vengativos, iracundos o bondadosos. Las poderosas mareas de Neptuno, causadas por la gravedad Solar y Lunar; el movimiento de un gigantesco bagre (pez gato) causaba los terremotos según la antigua cultura japonesa, hoy sabemos que es debido al rozamiento de las placas tectónicas… y podría seguir hasta aburrirme.


La ciencia desbanca a la religión, y estas no pueden vivir en paz, son enemigas mortales. La iglesia, en la edad media, llego a prohibir las leyes de la naturaleza, en un burdo intento por desmentir a la ciencia. Aunque la siguiente solución fue más sencilla, atribuir estas leyes a Dios, ¡y voila!, toda lo que la ciencia investigara y probara sería algo que está ahí debido a la gracia de Dios… ¿o tal vez no? Hablemos de un concepto básico, de la piedra angular de todos nosotros, de nuestra sociedad, nuestro momento, nuestra época, tierra, creencia, hábitat e incluso de nuestro universo. Hablemos del tiempo. Nada, ni siquiera una figura divina, puede escapar al paso del tiempo, ya que si este, no existe un “momento” por lo cual nada puede suceder. Es algo que todos aprendemos de pequeños, como una idea instaurada en nosotros, al más puro gusto de Descartes, una idea innata. La ciencia ha descubierto que tiempo y espacio son la misma propiedad, por tanto, sin tiempo no hay espacio donde se desarrollen acontecimientos, ¿algo bastante sencillo no? Siguiendo esta referencia, hablaremos de la máxima creación de Dios, la majestuosidad en todo su esplendor, el culmen de su obra, el Universo. Está en la calle que el universo fue creado a raíz del Big Bang, es una de las teorías más respaldadas y que más rigor científico posee. Los creyentes, de todas las religiones, sostienen que este fue producido por Dios, ya que en su infinito poder permitió que este suceso ocurriera, creando así el espacio… pero no solo creo el espacio, como dije antes, el espacio es un concepto ligado al tiempo, por lo cual, de haber sido Dios la figura creadora de este evento, este creo el espacio-tiempo. Aquí se encuentra el motivo por el cual el debate se caldeo, y por primera vez dejo a mi rival sin una argumentación clara. Anterior al Big Bang, no existía el tiempo, es decir, no existía NADA. En un lugar atemporal, nada puede fluir, ni siquiera un ser todopoderoso como Dios, por algo muy sencillo, para hacer cualquier cosa hace falta que ocurra en un momento determinado, y para que este momento surja debe pasar un período de tiempo. Sin tiempo, nada puede ocurrir. Con este razonamiento, queda descartada la idea de que una figura divina creara el universo con un chasquido de dedos, simplemente porque no podía ocurrir nada.

Una vez descartada la necesidad de una figura divina en la creación del universo, habría que hacerse la pregunta: ¿Entonces, si tú mismo niegas que nada pueda ocurrir sin espacio-tiempo, como puedes demostrar el suceso del Big Bang? Esto es algo que me ayudará a explicar la mecánica cuántica, y es que, a nivel cuántico, se ha demostrado que si es posible la generación de sucesos de manera espontánea, es decir, la aparición y desaparición aleatoria de una molécula. Al inicio, toda la energía del universo se encontraba contenida en un tamaño infinitamente pequeño, y con una densidad infinitamente grande, lo que es llamado una singularidad espaciotemporal de densidad infinita matemáticamente paradójica. En ese reducido tamaño, a nivel subatómico, se produjo una reacción espontánea que originó el universo. Este suceso trascurrió solo con energías, y de estas surgieron el espacio-tiempo, una explosión inimaginable para nosotros, de la cual aún quedan vestidos de su fuerza por el universo, en forma de ondas. Tras dar los datos específicos de esto a mi colega, él mismo me afirmó que, según estos patrones, no es necesaria la figura de Dios para entender el universo, desde su creación hasta el suceso más sencillo acaecido en la Tierra. Pero esto no era sinónimo de que no existiera, y aquí es donde entramos en la parte más espiritual de la discusión.




“Dios es un conjunto de sentimientos de todos nosotros, algo que sigue con nosotros tras morir” Con esta guisa, entramos en la forma de entender a Dios para una persona que, aun de creencia católica, rechaza a la Iglesia, pero no a la religión. Al lanzarme esta suposición, yo extraje lo siguiente: Dios no podría existir anteriormente al hombre, ya que no existirían ningún sentimiento o afinidad hacia su figura. Dios es una concepción humana. Yo le pregunte que si su Dios, el Dios cristiano, era el que reunía todos esos sentimientos, y a los que daba forma en un lugar angelical. Pero no, para el, Dios es la suma de todas las creencias divinas de todos los tiempos, ya que este se manifiesta de distintas maneras según las culturas y sus formas de entenderlo. Así habrá más dioses para los vikingos que para los musulmanes, pero no deja de ser el mismo ente, dividido según la necesidad y creencias de cada pueblo. ¿Es coherente la idea de una figura total, un Dios total, que se muestra a cada cultura de la manera que esta ha escrito sobre Él? Esta forma de entender la religión, para mí, es mucho más válida que cualquier otra de las que he escuchado antes por parte de personas más afines a determinada religión, que afirman que su Dios es el verdadero, y el resto son falacias e invenciones de sus profetas. Algo, si me permitís, irónico. Añadió también que, aun de que Dios fuera falso, que todo fuera una invención, un cuento antiguo muy bien elaborado, ha ayudado a que el bien se propague por el mundo, y muchas personas ayuden a otros que lo necesitaban. ¿Esto es un argumento válido? Pensemos durante un momento la cantidad de genocidios que la Iglesia, en nombre de Dios, ha llevado a cabo. Ya no la Iglesia, sino que utilizando el concepto de Dios total, todas las religiones. ¿Cuántas muertes son debidas a las religiones? ¿Cuántas guerras? Si bien es cierto que hay ONGs y sociedades sin ánimo de lucro que se ofrecen a auxiliar en nombre de su Dios, el número de aberraciones históricas supera en mayoría a estos grupos. Los ejemplos más fáciles de nombrar están en el recuerdo histórico de todos: La inquisición, la conquista de América y mucho más reciente, los problemas relacionados con el Islam, que son variados y no menos escalofriantes. ¿Cómo se hubiera desarrollado un mundo donde la religión no hubiese existido? Nunca lo sabremos, los defensores de la religión diran que incluso peor, ya que en estas hay buenas personas, pero esto me replantea una nueva pregunta… ¿Si, casualmente, se descubría científicamente que Dios no existe, y consecuentemente, tampoco la vida eterna, dicha gente que hace el bien por seguir la senda de Dios continuarían siendo personas de provecho, o tornarían viles y malvados? Un ateo puede ser bueno o malo, al igual que un creyente, pero el primero no lo hace orden divino, el segundo, no lo sé. ¿No veis el fallo aquí? Una persona creyente podría ver desmoronada su vida y su razón de vida, y volverse un homicida de la noche a la mañana. La persona que no creía en Dios seguirá siendo buena o mala, totalmente igual que antes, ya que no afectaba para nada la idea de Dios en sus actos.




A modo de pincelada final, considero que la idea de Dios es algo antiguo, más asociado a sociedades tribales y desinformadas, pero no por ello ridiculizo a una persona que se muestra partidaria de la religión. Toda persona debe ser respetada independientemente de su manera de ver y afrontar la vida, ya sea mediante la ayuda de un dios independiente, varios dioses, un Dios total que se representa de diversas formas o, simplemente, viviendo la vida que tenemos, que quizá sea la única.

Un saludo a todos mis lectores, y sobretodo en este post, DESEO vuestras respuestas a todos los interrogantes que planteé, para así crear un entorno de debate prospero donde reine la diversidad de opiniones y el respeto, como no. Feliz año a todos y a todas, creáis en lo que creáis y viváis como viváis.

2 comentarios:

  1. A mí me surge una pregunta que creo que es más inquietante aún: ¿Qué pasaría si la ciencia demostrase de algún modo inimaginable que Dios SÍ existe, y que su naturaleza responde a las bases de una religión en concreto? ¿Cómo reaccionarían los ateos, agnósticos, los creyentes del resto de religiones, etc.? Probablemente la humanidad se convertiría en poco menos que un colectivo de esclavos de los líderes espirituales de esa religión. Es una posibilidad que aterra la mires por donde la mires. De todas formas cualquiera de las dos opciones es impensable.

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  2. Ese supuesto es muy difícil, porque cualquiera de las religiones atacaría a la religión "premiada" desmintiendo esa teoría científica y continuando con sus creencias. Yo, como ateo, me mostraría encantado a creer, ya que considero que, si Dios existe, y como ser extremadamente bondadoso que es, debería permitirme creer en el si la necesidad de interferir en un modo eclesiástico u otro, siendo así una creencia realmente propia y personal.
    Es un gran tema para debate señor Efejota.

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