La fortuna hizo que un día de abril
nuestro futuro coincidiera
cual dúctil sonrisa mujeril
bajo aquella sombra que ilusiones crearíaa ella no tantas, a mi me sobrarían.
intrigado te observaba, te estudiaba y memorizaba,
con el único fin de poder palpar la grandeza
de tu apoteósica belleza.
Tú eterna presencia, fría y calculadora,
tácitamente dormitaba en los suspiros
del tiempo, del infinito, ébanos.
Apuñalando las instancias vacías de mi cerebro,
te apoderabas de mi olvido macabro
insurrecto a la extinción, pero conforme
con el fin brindado, dando lugar a un sistema
preparado para el éxtasis de las ideas
recopiladas de la sabiduría perenne
del complejo conocimiento.
A través del espejo de mis ojos
asimile tu inmensidad y tu esplendor
para poder así establecer la relación
entre verdad y ficción.
Por siempre sea
Cultura.
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